No pudo ser. El San Prudencio cayó derrotado frente al Aurrera (1-3) en un partido en el que el equipo dio la cara, pero que se decidió por pequeños detalles y tuvo un desenlace excesivamente cruel para los pupilos de Jonatan Torio.
El equipo salió bien en la primera mitad, con las ideas claras y tratando de minimizar los riesgos. A los 15 minutos, dispuso de la primera ocasión, aunque los primeros compases estuvieron marcados por los duelos y el rival apenas generó peligro. Entre las acciones ofensivas, también destacó un córner que el rival despejó bajo palos, lo que brindó sensación de peligro en las jugadas de balón parado. Sin embargo, en una falta de comunicación entre el portero y el defensa, los rojillos se adelantaron antes del descanso.
En la segunda mitad, el equipo salió mejor, intentando estar más tiempo con el balón, aunque sin llegar a generar mucho en los primeros 15 minutos. Los cambios revitalizaron al equipo, que estuvo mucho más incisivo, y a raíz de una buena combinación, provocamos un penalti y una expulsión que Carpio convirtió desde los 11 metros en el minuto 67.
A partir de ahí, llegaron los mejores minutos, pero no hubo manera de darle la vuelta al marcador. Todo apuntaba a un empate, pero en otra falta concedida de manera ingenua al borde del área, el Aurrera anotó un gol en el descuento, colocándola por la escuadra, y con el equipo volcado llegó la sentencia del tercero. Un duro mazazo.
Destacar, también, el gran ambiente vivido en el campo de Sansomendi, al que se acercaron cerca de 500 espectadores, entre ellos txikis del colegio que dieron su colorido particular con la animación de los 'Green Boyz'. La #MareaVerde está más viva que nunca.
"Me voy con la sensación de que, sobre todo en la segunda parte, fuimos superiores, pero debido a nuestros graves errores, regalamos el partido", manifestó Jonatan Torio al término del encuentro.