Era una mañana como otra cualquiera en el Colegio San Prudencio. Las clases seguían su transcurso cotidiano y los alumnos y alumnas de sexto se disponían a aprender los adjetivos. De pronto, por los pasillos del colegio alguien gritaba. Cuanto más se acercaba más claro se oía: "¡¡Una lechuza, hay una lechuza!!" Entre confundidos y sorprendidos los alumnos y alumnas de sexto aguardaron, y tras unos interminables segundos, una lechuza entró por la puerta.
Tras sobreponerse a la sorpresa de ver una lechuza de enormes dimensiones entrando por la puerta, los alumnos se fijaron que llevaba algo colgando. "¡¡Una carta!! ¡¡Lleva una carta!!" gritó una alumna. Poco a poco la mirada de los presentes se posaron en el papel marrón enrollado que llevaba la lechuza. Los murmullos se extendieron por las clases hasta que los profesores la cogieron.
Con sumo cuidado, como si intuyeran que lo que había en ese papel fuera de vital importancia lo desenrollaron. La leyeron y releyeron para sus adentros. No podía ser. Era imposible. Pero ahí estaba el logo. Y esa firma, tan elegante, como si fuera de alguien acostumbrado a firmar documentos importantes. No podía ser. Los gritos de los alumnos y alumnas sacaron a los profesores de su ensimismamiento y volvieron a la realidad. Respiraron hondo y comenzaron a leer bajo las atentas miradas de sus alumnos y alumnas, ávidos de información.
Estimados alumnos de 6º de Primaria, Nos complace informarles que han sido invitados a la escuela Sanpru-Hogwarts de Magia y hechicería... Que comience la aventura...
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