Como cada año, el 4 de febrero, las makilas retumbaron en el Colegio San Prudencio para despertar a la tierra de su letargo y que traiga consigo la primavera y sus frutos.
Ataviados con nuestros pañuelos, makilas y muchas muchas ganas, pequeños y mayores cantamos en la víspera de Santa Agueda.
¡¡Una tarde estupenda!!